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La 4T ¿un gobierno para ricos y pobres?

Número 30, Año 6, marzo, 2019


Supongamos que en efecto lo que la 4T dice sobre sí misma es verdad. Es decir, otorguemos el beneficio de la duda, que por lo demás ya lo hizo una buena cantidad del pueblo de México, a sus principales dirigentes y voceros. Con ello asumamos que no mienten ni mucho menos, es decir asumamos que son francos en su programa y propuestas. También usemos el lenguaje o tratemos de usar el lenguaje que nos propone, los términos en los que se comunica todas las mañanas. El jefe de la 4T ha anunciado desde la campaña, y ya en el gobierno, que su gobierno será un gobierno para ricos y pobres. Siendo así, comentemos algunas reflexiones sobre este gobierno para ricos y pobres. Primero digamos algo importante, un gobierno de este tipo en México no es algo nuevo. Ya antes hemos tenido gobiernos para ricos y pobres. Ciertamente desde los años setenta comenzó a perfilarse un tipo de gobierno cada vez más para los ricos, hasta llegar a la desfachatez de lo enunciado por Fox como “un gobierno de empresarios, para empresarios” y al no menos grave cinismo de Calderón y Peña Nieto que vendieron lo poco que quedaba de nuestro país, para hacer feliz a esos ricos, extranjeros y mexicanos, para los que gobernaron. Sin embargo, antes de eso que se conoce como periodo neoliberal, en la primera mitad del siglo XX en México, los años 20, 30 , 40, incluso 50, tuvimos gobiernos, que sin anunciarlo así, fueron para ricos y pobres, tuvieron que tomar medidas para ricos y pobres, implementaron políticas públicas para ricos y pobres. Gobiernos que hicieron instituciones de salud, educación y seguridad social para ricos y pobres, mantuvieron una industria nacional para ricos y pobres. Pero no mal interpretemos, fueron gobiernos capitalistas, todo lo anterior lo hicieron en gran parte debido a que los pobres no se dejaban, pataleaban, tiraban gritos y sombrerazos como se dice hoy en tiempos de la 4T. Esos gobiernos fueron los gobiernos del PRI, del PRI de la represión, de los asesinatos selectivos y no tanto, de la corrupción, del compadrazgo y del amiguismo, el PRI que ya todos conocemos y sufrimos 70 años. Luego vino el neoliberalismo con su cinismo atroz, con su guerra contra el pueblo y los trabajadores y decidieron gobernar sólo para los ricos aunque entre las patas se llevaran todo, los pobres incluidos. Por eso hoy día, después de algunas décadas de gobiernos para ricos, la 4T puede decir que es una gran transformación, algo inédito en el país, pero ciertamente no es así. Veamos ahora ¿qué significa ser un gobierno para ricos y pobres? Lo primero que habría que notar es que se trata de un gobierno que cree estar más allá del bien y del mal; cree ser un gobierno que no es de los ricos ni de los pobres, sino que es para ambos. Un gobierno “para” y no “de”. En resumen, cree ser un gobierno situado por encima del conflicto entre pobres y ricos y que por lo mismo está en condiciones para mediar ese conflicto, en palabras de la 4T se cree un gobierno que no tiene “compromisos con nadie” y por lo mismo puede ser un buen juez, neutral. Asumamos que esto es así, que eso que cree ese gobierno, en efecto es, asumamos pues que tenemos un gobierno que sin ser de ricos ni de pobres, es un gobierno para ambos. ¿Cómo gobierna un gobierno de este tipo?, o mejor dicho, ¿con qué gobierna? Pues con un aparato legal e institucional determinado: constitución, leyes varias, acuerdos internacionales, códigos, instituciones, policías, programas etc. Aquí enfrenta su primer traspié el gobierno actual, el de la 4T, ya que, aun cuando sea lo que dice ser, un gobierno situado más allá del bien y del mal, ciertamente gobierna con un aparato legal e institucional hecho por los gobiernos previos, por esos que gobernaron para los ricos, por lo tanto se trata de un aparato legal e institucional que beneficia a los ricos. Ninguna de las grandes reformas estructurales de EPN, ni las pocas que pudo hacer Calderón, ni las que antes hicieron Fox, Zedillo o Salinas han sido modificadas, ninguno de los tratados internacionales han sido modificados, ninguna de las políticas “macroeconómicas” fundamentales han sido tocadas. ¿Cómo puede un gobierno que gobierna para ricos y pobres hacerlo con las herramientas institucionales, con las leyes y tratados que se hicieron para beneficio de los ricos? Dejemos por ahora esa pregunta en el aire y, ojalá, en la mente de nuestros lectores. Sigamos. Ya veíamos que un gobierno para ricos y pobres cree estar más allá de los ricos y de los pobres y que por eso pretende gobernar para ambos. Ahora veamos algo que a primera vista se nos escapa, algo que estando ahí no podemos ver tan rápido. Lo que habría que notar es que este gobierno, para ricos y pobres, basa su existencia en la existencia de los sujetos para los que gobierna, en los ricos y los pobres. Si no hubiera ricos, no podría gobernar para ellos, si no hubiera pobres, no podría gobernar para ellos. No se trata de un gobierno que pretenda acabar con los ricos o con los pobres, seamos claros, con la pobreza o la riqueza, al contrario, es un gobierno que pretende perpetuar la existencia de ambas, de la pobreza y la riqueza, basa su existencia, como ya dijimos, en la existencia de ambos sujetos, de ricos y pobres. Asume pues que existen ricos y pobres y que debe gobernar para ambos. Por ahora no discutamos lo absurdo y anti histórico que resulta pensar que porque ayer hubo ricos y pobres y los hay hoy, mañana los debe seguir habiendo; olvidemos esto por ahora, dejemos la cuestión al lector y sigamos. Si debe gobernar para ricos y pobres, este gobierno entiende que no puede gobernar igual para ambos, sino que cada uno exige medidas concretas diferentes, no puedes gobernar a los ricos como si fueran pobres y al revés, a los pobres como si fueran ricos. Cada uno es lo que es y así merece ser gobernado, eso es lo justo dirían. De tal forma que el gobierno de la 4T, un gobierno para ricos y pobres, asume que debe tomar medidas diferentes para sus gobernados, según sean estos ricos o pobres. Eso es claro en su accionar, no hay duda alguna. A los pobres les hacen falta ciertas instituciones y leyes, cierta política pública que les permita seguir siendo pobres, pero ahora con un gobierno bueno, que gobierna también para ellos; por eso les tocan becas, tandas y más becas. A los ricos les hacen falta ciertas medidas e instituciones que les permitan seguir siendo ricos, pero ahora bajo un gobierno bueno, por eso a ellos les tocan jugosas oportunidades de inversiones y megaproyectos puestos en bandeja de plata; y seamos claros, no es que su existencia como ricos estuviese amenazada antes, quienes estaban en riesgo de desaparecer eran los pobres y como bien sabemos sin pobres a quienes despojar y explotar, no hay rico que pueda seguir siéndolo.


No se trata de superar la pobreza atacando sus causas, no. No se trata de pensar si quiera que queremos una sociedad sin ricos y pobres, una sociedad realmente equitativa, donde todos disfrutemos de la riqueza que todos creamos, no. No se trata de pensar, por ejemplo, en las causas de la riqueza y la pobreza, no. No se trata para nada de pensar la posibilidad de una transformación real. La línea está trazada, en la 4T se trata de gobernar para que los ricos sigan siendo ricos y los pobres sigan siendo pobres.

Esta estrategia de gobierno requiere ciertos mecanismos y seguir ciertas orientaciones. Pensemos en u partido de futbol, el gobierno de la 4T que ya sabemos a estas alturas es para ricos y pobres, viene a ser el árbitro neutral de un partido de futbol, o eso piensa, que evitará que entre ricos y pobres se descabecen y el partido se detenga. El gobierno de la 4T parece no saber, aunque es difícil de creer, que el juego ya está cargado, que ya fue comprado, y que está arbitrando sobre reglas ya impuestas; un juego donde el equipo de los ricos tiene todas las de ganar, mejores individualidades, más fuertes, mejor comidos, más altos, más veloces, con mejor entrenamiento, en fin, todo puesto en la mesa, recordemos son ricos y lo han comprado todo. Por otro lado, el equipo de los pobres tiene todo para perder, son más lentos, más pequeños, con pésimo entrenamiento, recordemos son pobres y les han quitado todo. Pero algo tiene a su favor el equipo de los que nada tienen, de los pobres. Son más, y puesto que no tienen nada, nada pueden perder, muchos de ellos han aprendido, o en esas andan, que si quieren ganar deben jugar como equipo realmente, es decir, como comunidad. Total, es este juego dispar el que debe arbitrar el buen gobierno de la 4T que, recordemos, es para ricos y pobres. Y es que este partido, que no olvidemos es la historia reciente de nuestro país, se había jugado en los últimos años sin árbitro, o mejor dicho con un árbitro que sólo gobernaba para los ricos, pero hace unos años esos ricos se dieron cuenta que necesitaban un árbitro más profesional para que el partido pudiera seguir. El riesgo era que los ricos, dejándose llevar por su instinto, siguieran haciéndose más ricos a costa de un día pronto desparecer a los pobres y con ellos la fuente de su riqueza. El árbitro lo llamaron ellos, también los pobres claro, pero lo importante acá es que a quien más les sirve un árbitro, dadas las condiciones del juego, es a los ricos, ganarán de todas formas, pero ahora con reglas claras, y poniendo límites a su propia avaricia que casi acaba con los pobres que necesitan para seguir quitándoles todo lo que ya no tienen; por otro lado, ese mismo arbitro podrá poner límites a los pobres que con empujones y sombrerazos exigen también un gobierno para ellos, que los tome en cuenta; el riesgo para los ricos es que los pobres luego con tanta pobreza deciden no respetar las reglas impuestas y se rebelan y que sin ese gobierno “para ellos” establecerían un gobierno “de ellos” y cambiarían las reglas de todo el juego, pondrían patas arriba el partido y el mundo. Por ahora pongamos fin a la imagen del partido y el árbitro. Lo fundamental esta dicho. La 4T no miente, es un gobierno para ricos y pobres. A unos les da riqueza y a otros pobreza, con la firme intención de mantenerlos vivos a ambos (aunque en el intento alguno que otro muera) y así mantener su razón de ser, administrar la pobreza para los pobres y la riqueza para los ricos. Es lo que hay, es lo que elegimos 30 millones de mexicanos. ¿Es suficiente? ¿O nos merecemos algo más? ¿Podemos construirlo? Nosotros pensamos que sí.

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