Número 32, Año 6, mayo, 2019
El paso 10 de mayo, miles de madres de todo el país tomaron las calles de la cdmx para exigir la presentación con vida de sus hijas e hijos desaparecidos en la viii Marcha por la Dignidad Nacional de Madres, que se comenzó en el Monumento a la Madre y finalizó en el Ángel de la Independencia. Además de esta exigencia, las madres, agrupadas en 64 colectivos de búsqueda de personas desaparecidas alrededor del país, exigieron atención a los puntos fundamentales que desde hace años han señalado al Estado para solucionar la crisis de desapariciones en México: una base de datos confiable de personas desaparecidas, protocolos de búsqueda inmediata, la creación de fiscalías especializadas que incluyan a las familias, así como la identificación de los más de 20 mil cuerpos y restos que se encuentran en distintos centros forenses. A la fecha, según los informes de diferentes organizaciones sociales que dan seguimiento a los miles de casos, en México hay 40 mil personas desaparecidas y 26 mil cuerpos sin identificar, en un país en el que a diario se encuentran nuevas fosas clandestinas sin que el Estado de respuesta a las miles de interrogantes que emergen ante tal situación. Las desapariciones en el país no son un tema nuevo, éste comenzó a cobrar auge a finales de la década de los 60, y sobre todo durante la década de los 70, cuando la desaparición comenzó a ser utilizada por el Estado como una estrategia de contrainsurgencia, es decir, como mecanismo para reprimir a movimientos y organizaciones sociales y políticas públicas y clandestinas. Hoy en día esa estrategia no ha desaparecido, sin embargo, el fenómeno ha adquirido otros matices y evidentemente alcances insospechables, hoy la desaparición es una forma más de la guerra contra el pueblo. Lo anterior es algo que las madres que salen diariamente a buscar a sus hijos han insistido en dejar claro, es el Estado y la alianza entre las instituciones omisas con el llamado crimen organizado, el principal responsable de esta situación, por ello, en esta octava marcha que también se llevó a cabo en otros puntos del país, los distintos colectivos de madres, emplazaron al presidente de la 4t y a las autoridades correspondientes a dar respuestas reales a sus demandas así como a detener el clima de impunidad en el cual vivimos, o mejor dicho, sobrevivimos. Si bien el interlocutor de estas movilizaciones es el Estado, las madres no dejan de hacernos un llamado al resto de la sociedad, que no podemos seguir ajenas, omisas o cómplices de la cadena de injusticia e impunidad que acompaña a esta guerra, al contrario, nos invitan a sumarnos a su marcha y andar cotidiano, más allá de las fechas comerciales, para hacerle frente a esta situación que hoy ya es insostenible.