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(Parte 1)América Latina hoy, algunas claves de interpretación

Número 38, Año 6, Noviembre, 2019


Entre movilizaciones callejeras, golpes de Estado “por omisión” de las fuerzas armadas y policiales, organizaciones de la diplomacia panamericana que promueven la violencia, perdigones y balas que asesinan y mutilan estudiantes, parlamentos de mujeres que ponen el cuerpo, juntas vecinales, organizaciones obreras, campesinas e indígenas que paralizan regiones enteras, jóvenes y mujeres que se rebelan y dicen ya basta, la confrontación de clases se despliega en América Latina. Desde el caribe insular con el Haití insumiso hasta la creciente represión y aún más creciente movilización de chilenos y chilenas, pasando por la dignidad indígena ecuatoriana y el golpe de la derecha clerical, racista y empresarial de la media luna boliviana, que no imaginaba la respuesta de indios, campesinos y obreros de aquel país que el Che imaginó como una nueva sierra maestra latinoamericana. La lucha de clases se agudiza, hoy parecen anudar problemas añejos con nuevos despertares. Para ver dentro de este aparente caos delinearemos algunas claves que permitan alumbrar un poco y ayuden a comprender lo fundamental. Veamos. 1.- Imperialismo y América Latina. Decir algo importante sobre América Latina exige hablar del imperialismo, la omisión de este fenómeno clave deformará nuestra visión sobre la realidad latinoamericana. El imperialismo no es sólo la cara que hoy asume el sistema capitalista, de la mano de corporaciones globales monopólicas y una burguesía trasnacional, la explotación de millones de trabajadores alrededor del mundo, despojo y colonización de territorios mediante guerras y conflictos; también el imperialismo hace referencia al modo particular de dominación de unos cuantos países sobre el resto, dominación que ejercen los países centrales sobre los llamados periféricos o dominados. El imperialismo contemporáneo constituye un sistema integrado en el que los monopolios sobre los sectores claves de la reproducción social están en manos de un grupúsculo de burgueses que se articulan alrededor del planeta pero que mantienen sus bases en algunos países centrales, donde Estados y gobiernos aseguran una defensa política, ideológica y militar de los intereses de los dueños del dinero. El papel que históricamente ha desempeñado América Latina dentro de este sistema imperialista es el de abastecedor de materias primas y fuerza de trabajo. América Latina es considerada por los EE.UU. y su clase dominante como su espacio natural de control, el sitio donde obtener todo el petróleo, el gas, los minerales, la biodiversidad, el agua, etc., que necesitan para alimentar a la bestia-capital. Patio trasero y retaguardia estratégica. Las empresas y el gobierno de este país han buscado el control sobre los territorios latinoamericanos desde el momento mismo de su conformación como nación independiente. Golpes de Estado clásicos o blandos, intervenciones armadas y diplomáticas, guerras abiertas o encubiertas, ocupación de territorios, establecimiento de colonias y neocolonias, dominación ideológica y cultural, inversión económica y financiamiento, establecimiento de tratados comerciales y bases militares, cooptación de políticos y dirigentes, formación y preparación de los ejércitos y policías latinoamericanas, vínculos académicos y promoción de ong’s, asilamiento internacional y bloqueos financieros y diplomáticos, etc. Que nadie se llame a engaño, los EE.UU. saben bien que la región latinoamericana es parte fundamental de su dominación global. Nosotros no podemos olvidarlo. Cabe mencionar que en esta dominación imperialista, las burguesías locales, los dueños del dinero dentro de cada país, han funcionado como engranaje fundamental, no constituyen ahora, ni lo han hecho antes, aliados de los pueblos en la lucha por la verdadera independencia y la emancipación social. Las burguesías locales son antes bien elementos subordinados de la gran burguesía trasnacional que se han beneficiado siempre de la explotación de trabajadores y campesinos, del despojo de pueblos y territorios, de la dominación de los pueblos latinoamericanos. Es interés suyo mantener las cosas como están y en particular mantener el vínculo estrecho y subordinado con los EE.UU. Ejemplos abundan en la historia, presidentes que funcionan como agentes de la CIA o agentes de la CIA que devienen lideres autoproclamados, altos funcionarios de los grupos gobernantes que son gerentes o asesores de corporaciones globales o funcionarios de instituciones garantes del imperialismo global como el FMI o el Banco Mundial. 2.- La crisis sistémica. América Latina y la guerra por los recursos. Este sistema global está en crisis, los debates al respecto son varios. ¿Se trata de una crisis terminal, existe una transición hegemónica, es una crisis civilizatoria o sólo económica, es fundamentalmente una crisis ecológica o energética?, etc. Por ahora baste afirmar que la crisis existe, los rasgos de ella se muestran desde hace ya algunos años, aunque ciertamente por momentos se agudiza. Ya sea que se traté de una serie de crisis o de una gran crisis sistémica lo cierto es que el desempleo, la miseria, la imposibilidad de detener el cambio climático, las guerras regionales, la inestabilidad política, la victoria de los Trump, los Bolsonaro o los Macri, el fortalecimiento de los fundamentalismos religiosos, el renacimiento de las derechas más reaccionarias, xenófobas y violentas en Europa y América, la guerra comercial China-EE.UU, las guerras en África o Medio Oriente, las masacres en Siria y contra el pueblo kurdo, las migraciones masivas que los conflictos y la miseria provocan, etc., son todas formas en que la crisis del capitalismo y su proyecto de sociedad se expresa. En este contexto de crisis generalizada, y que por cierto los datos afirman empeorará más en el corto plazo, los países imperialistas centrales afinan sus armas y agudizan sus conflictos, tanto los conflictos entre ellos, sus empresas y corporaciones, como los conflictos con los pueblos que se oponen a su dominación. Las respuestas del sistema a su propia crisis son variadas pero todas buscan ampliar el rango de su acción, el capital busca expandirse y seguir acumulándose, se agudiza el despojo de territorios y recursos naturales estratégicos, fundamentales para alimentar a la bestia, la explotación de los trabajadores crece; y esto se hace ya sea con aumentos en la canasta básica o en las gasolinas, disminuyendo salarios, quitando o privatizando derechos sociales, firmando tratados comerciales a espaldas de los pueblos, imponiendo mega proyectos que levantan la bandera del desarrollo, despidiendo a millones, adquiriendo deudas impagables, iniciando guerras ya sea contra el narco o los migrantes, etc. Todo se vuelve un negocio, y en tiempos de crisis los peces gordos se comen a los pequeños, los capitales monopólicos aprovechan para retomar el control, o al menos eso intentan. En América Latina, tras la crisis global del 2008-2009, se ha profundizado la guerra contra los pueblos. Las derechas lanzaron la ofensiva y el proyecto imperialista del capital y en particular de los EE.UU. busca reforzar el control, como ya bien dijo Trump “America First” es la bandera de la avanzada imperialista global. Y en esa avanzada de la derecha y del capital, los pueblos latinoamericanos han debido resistir, lo hacen hoy como lo han hecho ayer.


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