Número 29, Año 6, febrero, 2019
La política neoliberal se ha encargado de desmontar derechos sociales y desmantelar instituciones que se encargaban de hacer cumplir esos derechos. En el caso de la educación, existe una política de administrarla de acuerdo a estándares productivistas y de eliminación de los derechos sociales contenidos en los contratos colectivos de sus sindicatos y en el sentido social de la educación. El resultado de estas medidas junto con otras transformaciones en el rumbo de la educación ha sido el debilitamiento de la función social de la universidad al no cumplir con sus tareas de creación de conocimiento y cultura, al no lograr su difusión y al distanciarse de la solución de los problemas que México atraviesa.
En la Universidad Autónoma Metropolitana esta política neoliberal se vive a través de la restricción al ingreso de estudiantes, enormes disparidades salariales, venta de servicios de investigación y de difusión de cultura, verticalidad y antidemocracia que existe en los órganos colegiados, precariedad laboral a la que se ha sometido a los académicos y administrativos de base por medio de una destrucción del poder adquisitivo del salario, con aumentos por debajo de la inflación, contratación creciente de personal de confianza en lugar de crear más plazas de base, violaciones constantes al contrato colectivo, así como con el mal manejo del presupuesto y gran desperdicio de recursos que se han auto otorgado los altos funcionarios y autoridades de la UAM, mejor conocidas como burocracia dorada o huachicoleros de la educación.
Es este el contexto en el que los trabajadores afiliados al SITUAM estallaron la huelga este primero de febrero. Entre sus exigiencias mencionan un aumento salarial del 20%, un aumento de 20% al tabulador para la totalidad de los afiliados, el alto y reparación a las violaciones a su contrato colectivo de trabajo, una dsitribución más justa del presupuesto universitario a través de la cual la universidad pueda aumentar la matrícula de estudiantes y la planta de personal académico y administrativo de base, y pueda ejercer con mayor eficiencia las labores de investigación y difusión de la cultura y la ciencia.
La demanda del SITUAM de aumento salarial es legítima toda vez que atiende a un problema al que se enfrenta la clase trabajadora de nuestro país desde hace por lo menos treinta años: la pérdidad paulatina del poder adquisitivo. Los trababajadores del SITUAM han señalado que si se observan los aumentos directos a su salario que ha habido desde el 2008 – año de su última huelga y tras la que la UAM aceptó realizar una paulatina recuperación del salario- hasta el 2019, y se comparan con el aumento de la inflación en esos mismos años, se puede demostrar una clara pérdida del poder adquisitivo de 7.42%. Así, en lugar de aumentar, sus salarios han bajado en términos reales.
El ofrecimiento actual de las autoridades de la UAM de un incremento del 3.35% directo al salario, la retabulación del 3% a trabajadores administrativos y académicos de medio tiempo y tiempo parcial (discriminando a los académicos de tiempo completo) y el aumento del 4.8 % al vale de despensa mensual (aproximadamente $50 al mes) no va a romper esa tendencia pues se verá anulado con el 4.83 % de inflación al cierre del 2018 y el 4.52% esperada en este año. Aun así, las autoridades, con esa insensibilidad que las caracteriza hacia quienes con su labor diaria hacen posible la realización de las actividades sustantivas de la universidad, se han negado a hacer un mejor ofrecimiento argumentando un supuesto riesgo a la viabilidad financiera de la institución.
No conformes con lo anterior, la alta burocracia universitaria, encargada de implementar la receta neoliberal en la UAM, exacerba la problemática fomentando el aumento acelerado de la contratación de personal irregular y de confianza, en lugar de crear las plazas de base necesarias de acuerdo con el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT); demostrando su desprecio por el personal académico con el castigo a sus salarios y con sus contratos temporales de 72 días sin derecho a vacaciones ni prestaciones de ley; y finalmente, desde luego, con el mal manejo de los recursos otorgados por el pueblo de México a través del presupuesto público que se asigna cada año a la UAM.
En las sesiones de negociación entre la UAM y el sindicato, los trabajadores han demostrado que existe una inadecuada distribución del presupuesto que favorece a los funcionarios de mandos medios y altos de la Universidad. En 2018 se distribuyeron $183,028, 000 en estímulos ($158, 954, 000) y compensaciones ( $ 24, 074, 000) para mandos medios y superiores, lo que representa más del 10 % del salario base total de TODOS los trabajadores ($ 1, 748, 350, 00), cabe decir que de por sí cuentan con salario. Otros casos escandalosos son el del Rector General, cuyo ingreso neto asciende a $129 476 pesos mensuales: recibe por compensación y estímulos 368 por ciento sobre su salario de 27 mil pesos, y el del salario del Secretario General que se incrementa en 266 por ciento con compensaciones y estímulos. A eso se añade aguinaldo, prima vacacional, días de ajuste a calendario, reconocimiento al trabajo universitario y despensa, entre otros conceptos, además de pago del teléfono celular, chofer, automóvil, gasolina y viáticos(1).
Los trabajadores afirman con justa razón que son estos gastos suntuosos de la burocracia dorada de la UAM los que ponen en riesgo realmente la viabilidad financiera de la institución. Y es que quienes se han encargado de implementar el modelo neoliberal en la universidad han visto crecer sus salarios, estímulos y privilegios. El SITUAM no está denunciando sólo que existan altísimos salarios, si no que se están comprando las conciencias de todos los que han aprobado medidas contrarias a la universidad pública y a los trabajadores universitarios.
Es por ello que la lucha del SITUAM no es sólo por un aumento de salario o mejores condiciones de trabajo, su lucha implica el desmantelamiento de una política ejercida por las autoridades universitarias que han contribuido a desmantelar poco a poco el carácter público de la educación universitaria, y han puesto el recurso público destinado a esta en un puñado de funcionarios al servicio del neoliberalismo.
Por ello es necesario reivindicar las banderas que ahora levanta el SITUAM, sindicato de histórica tradición de lucha, en defensa de una educación superior pública y al servicio del pueblo de México.
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